Cómo he podido tardar tanto en volver a escribir
pues bien
estaba ocupada recibiendo empujones
mesas de pino en las que exponer la mercancía
y recopilando las ganas que en las esquinas se han quedado pintadas,
por así denunciadas.
El cupón de oportunidades está venciendo.
Las resoluciones de mi Mesa son esperanzadoras y soñadoras; he vuelto a pintar el getho. Y a pesar de estar atenta a las faltas, sé que tengo un plazo laxo para ordenar mis plantillas, antes de que tenga que hacerle frente.
Porque sí,
por que en colores de tejados y vallas he visto lanzaderas y vapores más allá de las pobres categorías. Y es todo este sueño de futuro, en la propia angustia de un futuro un poco más lejano. Afortunada soy que no temo el presente
Afortunada soy pues no quisiera vivir así para siempre
Afortunada soy que prescindo, y, sacrifico todo lo que haga falta
...
y
Escribo la coletilla de toda esta fábula dejando comentarios en un pilón de notas desagregadas: es un salto al vacío, con botines.
Espero que me estén esperando allá abajo.
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