29 de diciembre de 2014

Última cita de lunes, última cita del año: D'Annunzio



Los acontecimientos más ricos nos llegan mucho antes
de que el alma se dé cuenta. Y cuando comenzamos
a abrir los ojos sobre lo visible, ya éramos
desde mucho tiempo atrás adherentes a lo invisible.

Gabriele D'Annunzio, Contemplación de la Muerte (1912)





22 de diciembre de 2014

Io Saturnalia: a los dadores de vida, vida!

El transito de la vida es una pista americana de entrenamiento que el Sargento de Hierro ha diseñado con sádico mimo. No hay más. Yo acepto las pruebas, me hinco de rodillas o tomo impulso, las realizo.

Desde hace una semana enciendo cada día un par de velas y mientas permanezco en casa no dejan de consumirse. Aquello que empezó para procurarme un poco de consuelo, va camino de tomar nuevos significados.

Este año empezó siendo un año de despedidas; durante once meses he tenido tiempo de asimilar el padecimiento y comprender los sacrificios que he llegado a realizar. Ha sido un tiempo dedicado, para vivir la ausencia y el recuerdo también, tiempo de maravillarme por mi falta de lágrimas y de agradecer el amor que se me prestaba y que no consideraba compensación por nada ni para nada de lo que he vivido hasta el día de hoy.

Este año termina con despedidas, y esta vez son repentinas y crueles para los que nos quedamos. Los extremos se tocan, estallando dejan un sabor de boca a cenizas de folios blancos y anestesia. Este año termina cerrando su ciclo con mayor claridad que en anteriores, este año sella un ciclo de doce eras, doce tránsitos, doce estadios, doce años y doce celebraciones en las que preferí no estar.

El sol muere y durante tres días vivimos en la añoranza de cuanto ha sido y deberá volver a ser, es "reflejo en el reflejo reflejado es todo lo que hay" que decía Yeats. La añoranza es un estado que vestimos como una prenda dada, su condición es la de una corona que nos es colocada sobre la frente presionando la nuca. Duele al tiempo que agradecemos que así sea, que duela y siga doliendo, que viva y siga viviendo.

Escribo esto sin elaborar qué quiero decir; escribo esto con la contención que conlleva la espera cuando el tiempo pasa lento. Espero al Sol Invictus, espero su renacer, su luz tiñéndome de vida, la esperanza de cosechas abundantes y la revelación de que la vida prosigue y corre en nuestra contra.

 A los dadores de vida, vida!

Io Saturnalia! Sed felices, amad a los que os aman, amad sin concesión, sin destinación. Amad la vida, su intensidad en la muerte. Amad la espera, el duelo, la añoranza, la derrota y su triunfo. Amad su misterio.
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