26 de agosto de 2013

Cita del lunes (XXX): Isaiah Berlin y el lastre de la filosofía

 
 La filosofía no es un campo en el que se pueda adquirir conocimientos. Un físico, un químico, no necesitan leer los tratados de Arquímedes, de Lavoiser. Hemos progresado más allá de ellos. Un filósofo, en cambio, necesita saber lo que dijeron Platón, Aristóteles; no hemos avanzado más allá, no es un proceso acumulativo. Veamos, cada época tiene sus problemas, sus preocupaciones, que ocupan las mentes y que proceden de las circunstancias de la época; los filósofos tratan de buscar soluciones a estas cuestiones.

Isaiah Berlin.(1909-1997)
Extracto de la entrevista realizada en el diario El País el 9 de mayo de 1992, a cargo del periodista Juan Cruz.

Al preguntarle, hacia el final de la entrevista, por el vuelco que dio su carrera profesional a partir de la década de los cincuenta, Berlin alegó la necesidad de ampliar su perspectiva del conocimiento y "saber más que al principio". 

Berlin presenta la idea que un estudio de la historia de las ideas trataría de discernir las preguntas y las respuestas de cada tiempo, de cada coyuntura y trabajaría (fluiría) de forma comprometida con su estado deontológico y liberado del peso de la filosofía; de igual forma sucede entre la Historia de las Religiones y la Teología.

Leer la afirmación de Berlin supuso no hace mucho una especie de liberación, levar anclas y soltar el aire que retenía en los pulmones desde que terminé la carrera. Salí de la facultad sabiendo mucho más, pero años después persistía la idea, la sensación más que la certeza, que todo el uso de ese conocimiento debía extenderse en un ejercicio complejo que tejedores; una larga y extenuante práctica de genealogía que se resume siempre en saber qué dijo el pensador/filósofo inmediatamente anterior a este. Algunos somos mejores tejedores que otros y algunos no sabemos ni hilvanar, por tanto tirando del hilo siempre, siempre se llega a un tope, al nudo herculáneo o al principio (las madejas de lana a veces rompen su continuidad) y ese tope o nudo es siempre el mismo. Es por eso, que resulta imprescindible ahora, en la segunda mitad del 2013, saber qué dijeron Platón o Aristóteles. 

En las palabras de Berlin se contiene un fantasma de reproche que no sabe hacia quien dirigirse. ¿El culpa de Descartes? ¿de los filósofos de la Ilustración? ¿Es culpa de los genios del siglo XIX?. De quién es culpa que siempre tengamos que recurrir a las mismas ideas, como si los griegos fueran una invocación divina que sirva para purificar nuestras argumentaciones y bendigan nuestras disquisiciones y elucubraciones. ¿Así que un lastre para el conocimiento?. De ser así, alguien con menos diligencia y paciencia podría haber claudicado a una premisa tal como que el pensamiento y la filosofía murieron de éxito en la Academia.

Estoy hecha un lío en mitad de la madeja, porque me encuentro ante la necesidad de saber porqué el Sr. Berlin pensaba así. He de mirar hacia atrás, convirtiendo el pasado en una especie de futuro por descubrir ante mí, dado que leer a Berlin me obliga a leer a Stuart Mill y a De Maistre, quien me empuja a preguntarme por Burke y por Prize y, sin comerlo ni beberlo, me encuentro en la segunda mitad del siglo XVIII, paro porque si prosigo volveré a pisar la Academia. 

Supongo que la carga es mucho más liviana de llevar y de desprender si quien organiza el pensamiento no cree el determinismo histórico, como era el caso de Berlin. 

¡Ah Sr. Berlin! es que no es tan sencillo Sr. Berlin, no lo es, pero le agradezco que dijera en voz alta aquello que me ha carcomido durante años, le doy la razón o usted me la da a mí. Supongamos que no vamos a saber jamás cómo deslibrarnos del peso de la filosofía, supongamos que tendremos que alimentar con devoción a esa hermana pequeña que es la historia de las ideas y preguntarnos hasta cuando y porqué es tan difícil distinguirla.

 

19 de agosto de 2013

Cita del lunes (XXIX): El Perezoso


 "El perezoso halla poco placer en todo aquello bueno que hace y en lo cual otros hallan placer. Y como va en detrimento propio, no halla placer en que éste no sea aun mayor. Y esta es la razón por la cual un tal hombre halla desagradable y trabajoso tanto el bien como el mal."

 Ramon Llull. Libro del Orden de Caballería (1275-1281)
Parte sexta: En que se trata de las costumbres propias de los caballeros

A menudo he de recordar esta cita para no abandonarme, para no dejar de moverme.
Lo sé, una actualización demasiado escueta teniendo en cuenta todo el tiempo que llevo sin actualizar,  pero es que me da un poco de pereza... oh, mierda. Vuelta a empezar. "el perezoso halla poco placer en todo aquello que hace y en lo cual otros hallan placer... y blablablablá".


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