Sigo leyéndome Canción de Hielo y Fuego, estoy a punto de terminarme el segundo (Choque de Reyes) y supongo que tendré que posponer la lectura del tercero en vista de la redacción y entrega del artículo-trabajito final del
, qué curiosamente quiero dedicar a la "guerra".
Me gustaría entonces, antes del parón, poner encima de la mesa varios detalles que hacen que -en mi humilde opinión- la saga gane en profundidad y en riqueza. Ya sabemos todos que no se trata de una saga fantástica con unicornios y dragones... oh
wait,
dragones sí que los hay, pero no es lo más importante, vale, lo es... pero la política lo es aún más. Me pierdo, ya sabía yo que lo haría,
disculpadme, sin embargo, ello no excluye que siga pensando que,
efectivamente, G.R.R.
Martin domina a la perfección el
trasfondo simbólico con el que juega. Me explico un poco mejor.
En
Juego de Tronos tenemos, en principio, cuatro grandes casas que se disputan un trono
incomodísimo y que haría las delicias de cualquier
black metalero. Empecemos por el principio, la casa
Targaryen reinó durante 300 años Poniente, y lo hicieron desde Desembarco del Rey, una vez
Aeon I el
Conquistador pues decidió que era un buen momento para conquistar algo y recuperar la gloria que habían dejado en
Valyria, nada debe extrañarnos si
puntualizamos que
Valyria era el continente más hacia el este del universo de Canción de hielo y fuego. Parece que ni aquí nos libramos que el principio de la cultura
predominante surja al este del este.
El emblema de la dinastía
Targaryen (podría utilizar
Casa en vez de
Dinastía pero hay algo en ellos que me recuerda a los antiguos faraones... debe ser los matrimonios entre hermanos) es un
Dragon tricéfalo y es que una vez los siete reinos cayeron bajo el domino de
Aeon, éste se caso con sus dos hermanas, el emblema entonces los representa a los tres, curioso es que no se haga distinción, qué cabeza corresponde a qué hermano/a.
Sabemos que el emblema es:
Fuego y Sangre y que los miembros de la familia al ser
prácticamente hermanos de sus propios
progetinores y abuelos de sus primos y demás líos consanguíneos pues no acaban de salir del todo bien, siendo la locura la tercera característica propia de la familia junto a los ojos violáceos y el cabello platino.
Aquí me ahorraré el comentario de: glameros...Los atributos de la familia rozan
prácticamente lo diabólico y no es casual ni gratuito que utilice este adjetivo entre el medio centenar que podríais haber escrito vosotros, porque ahora es cuando introduzco yo mi "teoría" ¿? digamos que
sencillamente he caído en la cuenta de una cosita.
Los
Targaryen son dragón que provienen de Oriente, llegados por mar (un guiño a las "bestias marinas" de agua y fuego, creadoras y generadoras del universo de las mitologías del
Tigris y
Eufrates), reinaron y fueron finalmente "arrasados" en la rebelión de las casas
Arryn,
Baratheon y
Stark. Quien nos interesa es
Robert Baratheon, de la casa
Baratheon, cuyo escudo es un
ciervo negro. Y sabemos también que es
el propio Robert quien destroza a Rhaegar Targaryen, heredero del reino, en el Tridente.Bueno, pues a partir de aquí empieza la re-lectura.En el imaginario medieval, el ciervo es de los animales nobles de todo bestiario, -luego veremos como incluso es de los animales junto al Unicornio- elegidos para las alegorías de Cristo. Como decía el ciervo representa el alma del hombre, su espíritu libre y
anhelante de la gracia divina, es decir: representa al discípulo.
No se trata de una imagen exclusiva del cristianismo sino que ya en la literatura clásica (
Plínio, o
Jenofonte) ya se describía al Ciervo como un benefactor entre benefactores:
"El ciervo es un animal con gran sentido... de tal modo que, si encuentra una serpiente en un agujero, va y se llena de agua la boca y la derrama allá donde se encuentra escondida la serpiente, y toma entonces a la serpiente mediante el espíritu que el ciervo tiene en su boca, y la saca fuera, y la pisotea y la mata. Y así, cuando nuestro Señor Jesucristo ve al diablo habitando en la nación humana, derrama en nosotros la fuente de la sabiduría..." El ciervo mata a la serpiente, la ahoga
(la escena en el Tridente)... La Serpiente no es más que una
alegoría del mal, y el
Dragón la
supra-representación de ese mal, de la misma serpiente y por tanto de todo lo dañino para el hombre y su reino.
Los bestiarios no acaban de ser del todo concretos, pero podemos decir que no se trata de todos los ciervos en general sino de un ciervo en concreto, pues los ciervos-venados y astados son
considerados en plena Edad Media animales lujuriosos, cuya carne hace
engendrar varones; en cambio son las ciervas las que desde El Cantar de los Cantares representan mejor la
alegoria primera de la que os hablaba: el alma (temerosa) deseosa de divinidad, de entrar en contacto con lo divino.
Así tenemos que si bien
Robert Baratheon es el salvador de la patria, derrotando al
dragón, se comporta como buen ciervo-venado-astado
(adoro esta corona... en serio) y en cuanto su causa se apaga, envejece así como se marchita su
espíritu, y de paso se entretiene teniendo cuantos bastardos se le antoje.
El hecho que el emblema de los
Baratheon sea un ciervo negro en vez de un ciervo blanco aposenta esta idea.
Robert Bataheon a pesar de ser el ciervo que acaba con el
dragón no es EL CIERVO blanco, emblema de la salvación y de la pureza.
Game over,
insert coin.
Dicho esto: me encanta ver que
Martin respeta el universo simbólico medieval y que es tan audaz como para utilizar los flecos de los que tenemos constancia -y que sabemos interpretar- para dar forma al contexto simbólico de
Canción de hielo y fuego. Al hacerlo, clama a la
imagenería más incrustada en nuestros cerebros y en ese subconsciente universal y colectivo del que hablan los
jungianos (y que tantas sorpresas y sustos no da).
Así que para terminar: