7 de julio de 2011

You go to work the next day pretending nothing happened.

He escrito esta entrada y la he borrado, la he vuelto a escribir y de nuevo la he borrado. Pensaba que no era adecuado escribir en el blog que está pasando. Son más mis propios temores los que me han llevado a repetir este tonto procedimiento, que no la sensación de estar obrando mal.

(Edit)

"You go to work the next day pretending nothing happened.

Your co-workers ask
if everything's okay and you tell them
you're just tired.
And you're trying to smile. And they're trying to smile."
Richard Siken

Recientemente he descubierto a Richard Siken y encuentro que este poema suyo, de entre la maraña que tiene publicados, se amolda a la perfección a como me siento desde este pasado domingo. De lejos parece que todo está como siempre ha estado: yo cansada, haciendo ver, simulando siempre, aburrida y frustrada en la oficina y demasiado activa en las redes sociales. De más cerca alguien podría darse cuenta que miento con un poquito menos de maestría, que ya ni me preocupo en sonreir. De más cerca todavía, nadie se atreve a mirar, ni en casa lo hacen. De tan cerca no sé ni qué cara debo tener, ni qué se puede entreleer. Espero que no nos veamos mientras la vista.

No estoy en shock, estoy derrotada, me esfuerzo por enfadarme porque sé que al menos así podría dar una salida al enjambre que tengo en el pecho, pero no lo consigo. Se veía venir, claro que se veía venir. Así termina este acto, ahora esperemos al entreacto y veremos qué sucede en el siguiente.

Y ¿Cómo termina?

Con un ingreso en la planta de psiquiatría de la Vall d'Hebron, buscando una residencia para internar a esta persona de manera permanente (por favor, que sea permanente) porque existe el riesgo, claro que existe el riesgo. Los asistentes sociales llaman mañana y tarde, todos los días, no estoy en casa cuando lo hacen, me lo cuentan por la noche, cuando ya no tengo ganas de saber nada y quiero irme a dormir y dormir 10 horas seguidas, como mínimo. Mi padre ha pedido días de fiesta para hacerse cargo del papeleo y de las consecuencias de todo esta situación y mi madre me pide que haga lo mismo, por mi propia salud, pero es que yo no soy capaz de quedarme en casa, no ahora.

Hace tiempo que digo que la locura cabalga desbocada por nuestras venas, pero no sabía que hubiera tantos antecedentes la verdad, a lo sumo alcanzaba a ver un par y saltándose generaciones. Tampoco ahora consigo enfadarme justo ahora que todo el mundo se recrea recordando a aquel o al otro pariente que quemaba pajares o a quien perseguía a sus hijos con cuchillos por todo el pueblo, o quien elabora una lista de "maldades" de esta persona al que ni llamo por el nombre a lo largo de toda su vida.

Seriamente, creo que va siendo hora que me cambie el primer apellido.

Es miércoles, he tardado 5 días en decir algo, y me arrepiento, me estoy arrepintiéndo de esta entrada ahora mismo, siento como si no tuviera el derecho a decir nada de lo que ha sucedido. Siento que tengo que honrar nuestro pacto tácito... pero que más da.

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