16 de marzo de 2012

Religión y poder (II): Estados Unidos y sus candidatos republicanos

A mediados de esta semana nos sorprendían las notícias de la victoria de Rick Santorum en dos estados fundamentales dentro de la carrera de las primarias republicanas (Estados Unidos). Puede parecer que tras Ohio no hay vida para un candidato republicano, pero no es así, los estados de Mississipí y Alabama son cruciales en la batalla simbólica.

Así, el pasado 13 de marzo (martes) Rick Santorum ganaba en ambos estados mientras que Rommey lo hacía en Hawaii. Según los datos hechos públicos por la cadena CNN, tras los comicios del martes Mitt Rommey acumula un total de 489 delegados, Rick Santorum 234, Newton Gingrich 139 y Ron Paul se quedó con 66.

Está muy bien realizar un seguimiento de las primarias republicanas, hay en la red multitud de blogs y páginas especializadas que realizan esta tarea con mucha mayor diligencia de la que yo podría poner en ello, no es mi intención, dejemos para otros y para más adelante el análisis político del devenir numérico e ideológico de estas primarias, todavía estamos en marzo.

En la anterior entrada hablé por encima de la religión como elemento vertebrador del ser y sentir ideológico norteamericano, como pilar de su mismísimo "espíritu" nacional (recordemos aquí que lo vinculo irremediablemente con una sazonada reinterpretación del romanticismo político alemán). Ahora, por el contrario, quisiera centrarme en aquello que realmente me sorprende de estas primarias y de los candidatos que en ellas concurren, quisiera centrarme en sus confesiones/creencias religiosas.

Mitt Romney es mormóm, Rick Santorum y Newton Gingrich son católicos (con diferentes historiales religiosos) y por último, el desbancado de las primarias, Ron Paul quien tienen en su haber ser co-fundador del Tea Party es bautista (evangélicos), habiendo sido criado como luterano. Vemos, rápidamente, que ninguno de los tres posibles candidatos profesa la confesión cristiana "originaria" de Estados Unidos, apunto aquí el uso de originaria entrecomillada, pues como se apuntó en la anterior entrada, Estados Unidos fue fundada principalmente por colonos luteranos y calvinistas huidos en toda Europa, sin importar si huían de los poderes católicos o de otras confesiones protestantes.

El dato es curioso dado que en la larga lista de presidentes de los Estados Unidos (44 hasta la fecha) tan sólo el presidente Kennedy (demócrata) era católico., significa que dentro del partido republicano la divergencia de fe más allá de las numerosas iglesias evangélicas ha sido poco o nada notoria. Ahora, en cambio, es este mismo partido republicano el que se encuentra en la tesitura de ver que ninguna de sus 3 principales apuestas de gobierno para las elecciones de este año se circusncriben en la profesión de la fe protestante.

El caso de Mitt Romney, el principal candidato dado que es quien acumula hasta el momento el mayor número de delegados (recodemos que se necesitan 1.440 delegados) es mormón.

Por mormones son conocidos popularmente los seguidores de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, iglesia de carácter restauracionista, es decir, que pretende recuperar el modus vivendi y el modus espiriti de los primeros momentos del cristianismo, aquello que en la escuala nos enseñaron que era el cristianismo antiguo o el paleocristianismo. Sino os lo enseñaron, mejor. La raíz de este movimiento es plenamente norteamericano, Joseph Smith recibió de Dios, mediante los ángeles, unas planchas de oro con las revelaciones del último de los profetas, llamado Mormón, hacia el siglo IV D.C.

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días está considerada como una secta, aquí en Europa como en Estados Unidos, una secta de bajo perfil o de perfil poco dañino, pero secta igualmente y al fin y al cabo. ¿Cómo se concilia entonces en Estados Unidos que el candidato mejor posicionado para presentarse a las elecciones de este otoño sea mormón? He aquí la verdadera cuestión de fondo de las sospechas que despierta Mitt Romney, un candidato que está siendo continuamente eclipasado por el ultracatólico Santorum, que ciertamente está realizando una campaña aplastante y mucho más mediática, cumpliendo el axioma: que se hable, que se hable de mí, sin importar si es bueno o malo, pero que sea mi nombre y mis propuestas las que estén en boca de todos.

Podríamos ahora hablar de la importancia estratégica de los mormones en la política norteamericana pero lo cierto es que es prácticamente innexistente, destacamos como una rara avis el caso del estado de Utah, estado mormón por excelencia.

Desestimamos ese "poder" porque según encuestas que están siendo citadas continuamente: por medios norteamericanos y extranjeros aproximadamente el 20% de los electores nunca votarían a un candidato mormón. ¿Entonces? ¿Qué piensa el partido republicano al ver que precisamente un mormón está encabezando de momento la carrera? ¿Qué está pasando realmente, más teniendo en cuenta la remontada que están realizando tanto Santorum como Gingrich (sobretodo éste último) ambos católicos y posicionados en la extra de las derechas? ¿Está dejando morir de desidia a su candidato más moderado? ¿Favoreciendo los discursos de los otros dos candidatos?

Se me plantea la siguiente duda de fondo: ¿Son realmente importantes estas elecciones para el partido republicano? ¿Las dan por perdidas de antemano? ¿Por dónde se ha quedado la contrarevolución del Tea Party? No voy a cuestionarme por la ausencia de Sarah Palin en estas primarias, porque Sarah Palin está instalada, perfectamente instalada en la Cadena Fox (ese Think Tank camuflado de cadena de televisión)

Algunos analistas expresan sus dudas, creen que este no es todavía el año de los republicanos , y argumentan que no lo es creyendo firmemente en la reelección de Obama por cuatro años más,. Esto es debido a la propia tradición electoral norteamericana (Clinton y Bush Jr. gobernaron 8 años como anteriormente hiciera Reagan), pero también debido a la reactivación económica del país en estos primeros meses de 2012, la aceración de la economía y la creación de puestos de trabajo pueden dejar de lado las críticas a la gestión Obama en temas tan delicados como la reforma sanitaria.

Si creemos que el partido republicano puede estar dejando en stand by la ofensiva para la consecución de la Casa Blanca podemos llegar a comprender la rápida disolución del Tea Party, disolución no real, dado que aunque no sean tan visibles o estrambóticamente visibles como hace un año o dos, éstos se han incorporado al discurso radical que predican Santorum y Gingrich. Algunos compañeros de la blogosfera hablan de primarias sectarias, hablan de primarias de prédicas, hablan de primarias de batallas simbólicas, hablan incluso de primarias sobre el aborto. Lo son, nadie erra al hablar en tales términos, pero va mucho más allá.

Destaco que también verá en esta divergencia y diferencia religiosa un facto positivo, un signo de cambio y de evolución social. Creo que nada más alejado de la realidad, sea social o política del país. El discurso, ahora más que nunca, se ha polarizado hasta límites ofensivos a nuestra propia cultura política. Aquí, en España nos ofendemos e indignamos porque el ministro de turno habla de Violencia Estructural y allí lo hacen cuando Santorum aboga y justifica que Estado e Iglesia son la misma cosa. Efectivamente el signo de los tiempos se está marcando un moon walk (siento el chiste)

A mi parece los candidatos representan periferias ideológicas y personales, periferias de aquello que es esencialmente norteamericano, periferias a las que se ha convertido en centralidades. No hay nada más, no lo hay, así que siendo este el menú de este año los electores republicanos deben elegir. No apuesto al 100% que gane Obama, pero viendo quienes son y que se mueve entorno a los candidatos republicanos podemos decir un poco más seguros que ayer (pero menos que mañana) que lo tiene un poco más fácil para repetir legislatura.

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