18 de octubre de 2010

¿Quién me ha robado el mes de Noviembre?

... con el National Novel Writting Month o lo que viene siendo lo mismo que un mes de tortura continuada y sin parangón. Este año he vuelto a inscribirme, en mente tengo una novel(it)a de terror y de cosas de miedo y oscuridad y montruacos y todo eso que le gusta a de Iker Jiménez y buu~~~~~~~h y esas cosas (nótese que el uso indiscriminado de la pobre conjugación "y" era para darle un tono infantilón)

El año pasado me lo pasé muy bien, fue duro y realmente el mes de noviembre pues se ve que pasó de largo en mi vida, ya no lo recuperaré nunca más... *suena una melodía tristona de acordeón*. Pero siendo franca, me encantó escribir Gran Oleaje, historia cuyo título es horrendo pero que casa a la perfección con lo que quise/quería/quiero explicar; utilizo el presente porque de hecho no está editada todavía, la dejé totalmente mal aparcada y por terminar algunos capítulos. Pero me sorprende como la historia, las escena sno se van de mi cabeza, persisten, es decir: esa es la historia que quería contar.

Este año voy a tenerlo un poco más complicado, hoy mismo Marta ha cogido la baja en menos de un mes tendrá a su primera hija, así que me quedo al cargo de la oficina con todas todas de la ley. Eso significa que poco tiempo voy a tener en la oficina para escribir y que mi Nano se va a ver reducido. La primera vez que participaba en el NANO ya logré cumplir con el reto y con el propósito del mismo, este año no me preocupa tanto: trabajo, máster, etc... y una que no es Dios...

Como decía al principio, este año escribiré una historia de horror y fenémenos paranormales, lleva el poco sugerente nombre de El rostro del bosque (fantabuloso estaréis pensando con toda vuestra ironía concentrándose). Es una novela coral, todo lo contrario que Gran Oleaje donde a lo sumo había 4 personajes siempre en la línea narrativa, por el contrario, en El rostro del bosque hay más de 8 personajes que entran en acción, no voy a dertallarlos todos, eso lo dejo para cuando esté un poco más avanzada. Pero si os puedo asegurar que muy a pesar mío me ha salido un incipiente triángulo amoroso en la década de los sesenta en Suiza (ahí es nada)

7 de octubre de 2010

Noli me tangere

Hoy no he empezado con buen pie, pero no estoy para explicaros cómo me he levantado o porqué lo he hecho a una hora intempestiva, sino que voy a explicaros un altercado que he tenido en el metro. He salido de casa pronto, quería ir al banco y como no era fundamental que lo hiciera en mi oficina me he ido al trabajo en metro, para acercarme a una oficina de dicha entidad bancaria que queda a escasos metros del portal de la oficina.
He hecho mal, tiendo a pensar, a obligarme a pensar que lo que sucede lo hace para bien. Esta es una pequeña batalla mental y de resistencia que mantengo conmigo misma: pensar que todo es para bien no implica que piense que todo va a salir bien, poner mis pobres esperanzas en un meta, en un finito que no llega nunca resulta al final agotador tanto mentalmente como emocionalmente (para mi no son lo mismo, puntualizo) y claro está, también físicamente. En cambio, es menos desconsolador pensar que todo lo que nos sucede y hacemos que suceda "es para bien", para que se vaya completando un todo que no sabemos si es o no es finito y cercano, para ir montando un castillo que no se desmorona cuando la Señora Esperanza decide abandonar el barco...
Me viene a la cabeza una cita del Marqués de Sade (actualmente estoy leyendo la Marquesa de Gange) donde dice: La esperanza es hija del diablo, nos sostiene mientras le es posible, y cuando la verdad termina mostrándole la nulidad de este deseo, la esperanza huye, dejándonos a solas con la adversidad.
Por tanto... mejor no esperanzarse por nada, por nadie.


Así, prosigo con mi pequeño altercado de hoy. Decía que no parecía un buen día por tal y como ha empezado y al entrar al metro ha quedado comprobado que NO, definitivamente hoy no es mí día. En el andén se me ha acercado un hombre que tengo bastante visto y que en algún momento me ha preguntado la hora o alguna calle, este hombre que no debe ser mucho mayor que yo o incluso menor (nunca se sabe) es sordo de nacimiento y es por eso que es medio mudo. En principio, todas las veces que se me ha dirigido le he contestado por la puñetera educación... excepto la última vez, puesto que empezó a continuar con su intento de conversación conmigo.

Hoy al verlo he seguido leyendo se me ha acercado y me ha saludado, se ha colocado a mi lado y ha intentado conversar, pero de obviamente no he entendido nada de lo que decía y puede que debido a mi paranoia he entendido cosas que no querría haber oído. Le he dicho que no me hablara más si me veía por la calle, que no existo, que no se me acerque. Él me ha tocado la cabeza y casi salgo corriendo, y no sé ya si le he dicho o no "No me toques" en ese momento ha venido el comboy del metro y nos hemos subido, me he ido al fondo y al cabo de tres paradas volvía a tenerlo al lado. Me ha vuelto a preguntar la hora, le he mirado le he dicho que no tenía hora y que me dejara en paz (el tono esta vez ha sido ya en plan gruñido).

En el trasbordo no he mirado ni una sola vez hacia atrás, no he querido, no me da la gana de ir mirando tras de mí por si el sordomudo (y disculpadme pero con cara de tener algún tipo de transtorno mental o retraso) me seguía o no. En el andén de la otra línea no he podido evitar sentarme al lado de un señor mayor.

He salido a la calle, en la parada que me deja a 10 min de la oficina y he entrado a la oficina bancaria. Pero ni aún así, ni tan siquiera esperando el ratito que he tenido que esperar hasta que me han atendido la taquicardía se me ha pasado. Al llegar a la oficina, el aluvión de trabajo y de problemas derivados de la incorporación de dos administrativas más me han borrado la "descomposición" de la cara... supongo.

¿Miedo? No del todo, he sentido un respingo al pensar que podría cogerme por detrás pero ha sido un minuto o dos, principalmente siento una rabia que no os puedo ni describir. Mientras caminaba el pasillo del trasbordo me han dado ganas de volverme de ir a por él, de gritarle y de empujarle a las vías. Me ha tocado la cabeza, me ha acariciado el pelo y sé, entiendo que ha sido un segundo pero quisiera raparme el pelo.

No es la primera vez que me pasa, a lo largo de los años he tenido otros encuentros, siempre en el metro y de día, curiosamente no me ha pasado nunca de noche, nunca en las paradas más alejadas de mi casa. Eso me da terror, eso sí... este tío vive en mi barrio, ahora mismo me mudaba de ciudad incluso, mañana ya no *ríe* Pero sigo teniendo ganas de partirle la cara, de demostrar empíricamente que un puñetazo con anillo gruesos provoca mucho más daño y que me denuncie por agresión... NOLI ME TANGERE.

Me da igual que sea sordomudo y con retraso, me da igual, hace un tiempo ya tuve un altercado con un chico enorme con creo que era esquizofrenia, un chico que se fijó en mi hace 2 años. Me corté el pelo para que no me reconociera, casualidad o no, tal vez dejé de gustarle, y tal vez no me reconoció sin mi pelo largo negro y liso. Ahora ¿Voy a tener que hacer lo mismo? ¿Es necesario? ¿Tengo que ir escondiéndome por ello? ¿De verdad? ¿Dónde narices tengo el chip que me lo arranco a mordiscos?...

Realmente... ¿Voy a tener que pensar que es porque hay algo en mí que atrae a este "tipo de personas" e ir con ello contra-natura con todo lo que pienso y creo?

Ya veremos que sucederá la próxima vez que nos topemos...

3 de octubre de 2010

viviendo en libertad

Después de algunos días en silencio...
Por fin terminé el primer curso del máster, todo entregado a tiempo hasta que no os diga lo contrario, y además resulta que estoy bastante orgullosa de mi trabajo final sobre 3 novelas de Marguerite Duras. (otro día, cuando tenga la nota final os cuento).

Así, desde el 1 de octubre vivo en semi-libertad, ya que sólo tengo las obligaciones del trabajo y ya está. Realmente, me está costando, siento que estoy enganchada al portátil y al trabajo, por lo general siempre he podido hacer bastante vida lejos de la pantalla de un ordenador, pero me encuentro que me he pasado prácticamente un año pegada a uno (ordenador) día y noche, fines de semana y períodos vacacionales, con o sin conexión a internet, porque no se trata de estar enganchada/viciada a internet, sino a "estar trabajando en un pc-portatil". Ahora, que no tengo NADA que hacer, encuentro que las horas pasan muy muy lentas, que aunque salga a la calle y me pase medio día fuera siento cierta ansiedad al llegar a casa, como si tuviera trabajo pendiente por hacer, por las noches- cuando me acuesto- acostumbrada como estaba a realizar listas con tareas y pequeños objetivos a cumplir para traumarme o no, encuentro ahora que me cuesta quedarme dormida, precisamente ahora que en teoría no hay nada que me quite el sueño (mentira: siempre estarán los problemas de siempre) pero ya me entendéis... estoy fatal *risa*. Mi madre lo ve como algo normal, mi padre no me pregunta, mis hermanas se interesan por las cosas que escribo pero cuando lo leen me miran y dicen "¿Qué significa?". En fin, supongo que es cosa de los primeros días de libertad, que se me pasará y qué para cuando se me haya pasado entonces empezaremos el segundo curso.

Así que este ha sido mi primer fin de semana sin nada más que hacer que ordenar la tonelada de apuntes, dossieres y archivos acumulados. Limpieza general durante tooooodo el sábado y hoy domingo he salido a dar una vuelta por la mañana, he camino un montón, sin nada más en los bolsillos que 5 euros, ni bolso ni nada... caminar durante una hora paseando por pasear. No es que un poco de ejercicio no me venga mal es que echaba en falta caminar sin pesos, sin cargar con libros y documentos... por la tarde he sucumbido y he estado ordenando todas las carpetas del portatil, no sabía yo cuánta porquería podía llegar a acumularse en "mis documentos". Decir que he visto el Abismo abrirse bajo mis pies es decir más bien poco... menudo caos.

Más tarde me he preguntado a mí misma cuanto tiempo llevaba sin sacarme una mísera foto...

Mucho tiempo...

Así que he rescatado unos de los parches Steampunk que hice ya hace un tiempecillo y me he maquillado como he podido. He probado con colores cálidos, pero realmente no son lo mío, el violeta siempre será mi fiel aliado.

Las pestañas postizas son una pasada y justo ayer encontré una tienda con un surtido interesantísimo de pestañas, no tiene individuales pero me da igual, como soy una patata con esto del maquillaje no creo que me resultara muy cómodo ir pegando los pequeños bloques de pestañas.... Por lo demás, yo tenía intención de teñirme de nuevo, he hecho compré tinte caoba pero mi pelo se niega a absorber tinte, es como si lo escupiera. No lo entiendo, desde que dejé el rubio no ha habido manera que me cogieran los colores, solo el negro y mi color natural.

y bla bla bla vampire emergency bla bla que diría nuestra estimada Pam (True Blood) nada del otro mundo...


2 minutos pasan de las 12... feliz lunes! yo me voy a dormir
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