Hacía mucho que esperábamos Prometheus y personalmente encontré en ella lo que esperaba ver. Espero que no dejéis de leer por esta afirmación. El resto sed bienvenidos a leer lo siguiente. Yo no voy a escribir una crítica de cine, sino que voy a dar una sobrelectura religiosa de lo que plantea la película, no de la película en sí misma.
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Dioses menores, dioses creadores |
Prometheus (2012) no puede tener un mejor inicio. Se nos presenta la Tierra, rocosa y fría en su magnificencia y despoblada de toda forma animal, no debemos (creo yo) caer en la trampa de considerar que esa misma tierra esta despoblada exclusivamente de humanos. El panorama paisajístico que se nos presenta es el de un mundo vivo pero sin vida autónoma.
En este momento un individuo, que más tarde será conocido como parte de Los Ingenieros se autoinmola en la cima de una cascada. Dicho individuo alza la vista al cielo (muy simbólico todo) para en un último momento observar como una descomunal nave en forma de disco se aleja lentamente. Ya sabemos que, sobre la faz de la tierra, Él es la única forma de vida. Tras ingerir el contenido negruzco de una cápsula nuestro protagonista se descompone y desfragmenta en cuestión de minutos, cae por la cascada y al tocar su cadaver el sedimento del fondo del río su cadena de ADN literalmente se desliga definitivamente, para volver a recomponerse en pequeños fragmentos llevados por la corriente, en una escena francamente evocadora que debería consolarnos, porque al final, siempre, siempre la vida se abre paso.
En tan breve espacio de tiempo, la intuición de cada espectador sabe a qué aferrarse vista la escena. Esta misma intuición puede que se emparente libremente con aquella cita bíblica que dice: Y Dios creó al hombre a su imagen y semejanza.
Mi intención es hablar en esta entrada de Panspermia y de Gnsoticismo. Sé que no son aspectos que puedan entrelazarse tan fácilmente como he hecho yo al usarlos en una única frase, pero considero que Prometheus es un claro ejemplo de cuan fácil es en realidad unir los puntos en un dibujo enmascarado. Pero, empecemos por el principio.
Francis Crick es un físico y biólogo molecular inglés que recibió el Premio Nobel de Medicina en 1962, por las investigaciones llevadas a cabo -junto a su equipo-, sobre la estructura molecular de los ácidos nucleicos y sobre la importancia para la transferencia de información en cualquier tipo de materia viva.
A finales de la misma década de los sesenta Crick expresó su libre opinión sobre uno de esos tantos debates, que se arrastran a lo largo de décadas y siglos, entre científicos, del mismo modo que las míticas Querelles se arrastraban por los siglos de los siglos, en un debate continuo y encendido entre humanistas, clérigos y filósofos en el ámbito de las humanidades. Dicho debate giraba entorno a la creación de la vida en el planeta Tierra. Crick consideraba por una parte, que una expresión molecular tan perfecta como era la hélice del ADN no podía ser fruto de una casualidad, puesto que las casualidades no están exceptas de ser producidas por causalidades encubiertas e indescrifables según el nivel investigativo y el genio de cada época. Así, Crick aseguraba su duda sobre el grado de aletoriedad que habñia jugado en la combinatorio que daba pie a la VIDA, tal y como hacían el resto de sus colegas. Pero, por otra parte, consideraba que si las bacterias que iniciaron todo el proceso evolutivo -en la tan famosa y aleatoria charca de la vida- provenían de pequeños pedacitos de los millares de meteoritos que apedreaban la capa terrestre, estas bacterias no habrían sobrevivido ni a un viaje tan complejo a través del espacio, ni tampoco a la radiación que se genera al entrar en la atmósfera de la Tierra. Ergo, Francis Crick apuntaba a la posibilidad de una Panspermia tal y como apuntaban otros científicos pero en su caso se trataba de una Panspermia Digirida, es decir, que entidades superiores, genetistas o ingenieros moleculares habían diseñado y sembrado la Tierra con un primer ADN del que evolucionarían todas las formas de vida extintas y supervivientes.
Hace ocho años de la muerte de Sir Francis Crick, y sin embargo podría estar orgulloso del inicio de Prometheus, a pesar de lo espectacular e irreal que resulta la escena. Debemos intuir que sabría valorar el efecto y sentido poético de las imágenes, que un científico como él, tan interesado en la posibilidad de una
biochemical theology, no andaba tan lejos lejos ni de la poesía ni de la gnosis (por más que dijera sentirse tentado por el ateísmo). El año pasado y sobre estas fechas la NASA realizaba el siguiente comunicado dando en parte la razón a Crick:
DNA Building Blocks Can Be Made in Space
En Prometheus contemplamos, entre el escalofrío y la ansiada revelación, como una raza de seres superiores en materia científica y genética siembran nuestro planeta y eligen los parámetros en los que se moverán las especies animales y vegetales. Yo, como estáis viendo, no entiendo las escenas iniciales como la creación de los humanos, tampoco creo ver claramente que cuando a lo largo de la película se descubre que esta misma raza de ingenieros está resuelta a finiquitar la "vida" del Planeta Tierra se estén refiriendo, exclusivamente, a la raza humana. Será exterminio y regeneración total o no será... que dejen vivas a las cucarachas, ellas solitas ya se apañarán.
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Space Jockey |
Esta misma raza revisitará su creación como los dioses antropomórficos con rasgos animalescos de las mitologías sumeria, maya o egípcia. Serán como los Hijos de Dios del Pentateuco hebreo o como los Shemsu Hor egípcios. Seres inspiradores y temidos venidos de muy lejos, descendiendo de los cielos, gigantescos. Podemos entender las pinturas rupestres y no tan rupestres (estelas babilónicas, por ejemplo) que encaminan a los protagonistas de Prometheus hasta LV223 de dos formas muy distintas: A) Señalizan el origen estelar de estos dioses vigilantes y creadores, muy similar a la distribución de las Pleyades B) Alertan a ttravés del tiempo sobre estos dioses (no hace falta decir en qué sentido, nos lo podemos imaginar) y anuncian la promesa de una última venida. En el planteamiento de una película de genero, deberemos aceptar la opción B por encima de la opción A.
Y a medida que el metraje avanza vemos como esta raza de dioses creadores se desvelan como seres mortales en definitiva, lejos de la naturaleza divina que les habíamos atribuido. Los ingenieros son seres que perecen frente a una amenaza que no se nos descubre, pero que debemos entender que es fruto de si mismos, de su actividad creadora. Dice el personaje de Janek (Idris Elba) que el planeta (LV223) no es más que una base militar sellada, en la que algo les salió mal. Ese "algo salió mal" no deja lugar a la duda: nuestros dioses creadores no son inefables y cuanto crearon les superó de algún modo, cayendo víctimas de ello.
Es aquí cuando
Prometheus adquiere una pátina gnóstica allá donde antes veíamos otra pátina antropológica-religiosa, una nueva visión que juega entre los personajes pragmáticos y los personajes que simplemente creen y tienen fe en la explicación de la Panspermia Dirigida, como es el caso de Elizabeth Shaw (Noomi Rapace). Ahora bien
¿Qué es la Gnosis?. La Gnosis es en palabras de
Rudolf Steiner y de gran parte de la corriento New Age "una forma superior de conocimiento que se halla por encima de la Filosofía", pero hacer caso a Rudolf Steiner resulta casi siempre ahistórico, muchas veces pobre (como ahora) y demasiado arriesgado, por más atractivo que (a)parezca.
Para historiadores de la religiones del tamaño y calidad de
Hans Jordan la Gnosis es la captación de realidades objetivas por medio de la intelección o conocimiento depositado en sistemas teológicos, que de ordinario están caracterizados en los textos (teológicos canónicos o no) por un determinado conjunto de ideas o motivos (comunes) que expresan la vivencia de una existencia personal acosada, angustiada por su propio enigma, empeñada en hallar una respuesta; una experiencia de la soledad (íntima que se traslada a la colectividad) y del hallarse expuesto en medio de una inhóspita extrañeza (de todo).
En el libro de Christoph Markschies (profesor de Historia de la Teología)
La Gnosis dice que uno de los elementos más coincidentes entre las diversas escuelas antiguas gnósticas (cristianas, zoroástricas y hebraicas) es la "
introducción de un propio Dios Creador o Asistente; es designado según la tradición platónica como "artesano"- en griego demiourgos-, y en parte es descrito simplemente como ignorante, pero en parte es descrito también como malvado". Un dios que obra copiando la eternidad perfecta, desajustándola.
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Tal vez el "mejor" momento de toda la película |
El Demiurgo a la cabeza de los archones (mensajeros muchas veces asimilados con los ángeles) gobiernan el espacio vacío en el que vive/late y persiste la Creación (Kenoma) sumida en la angustia de la propia existencia sin sentido, descolgada de la torpe divinidad, sintiéndose más como un error de la Providencia. El Demiurgo
ES, sin lugar a dudas para el gnosticismo, la divinidad secundaria creadora del cosmos y de toda vida. En
Prometheus la raza de Los Ingenieros se presentan como ese demiurgo que crea la vida en la Tierra, así como en otros planetas de cualquier otro sistema solar, siendo muy posible que sea su obra la obra creadora de todo el universo, pero qué más da, qué importa qué y durante cuánto tiempo hayan planeado o establecido para cada especie, para cada planeta; o si, por el contrario, nada han planeado y es realmente el caos y el vacío lo que sustenta el Kenoma/Espacio. Los Ingenieros disponen también cuando terminar, cuando finalizar los ciclos de cada una de sus creaciones; son caprichosos y chapuceros en cuanto a ello según la gnosis; son firmes en sus decisiones en la pantalla, ni habiéndose pospuesto por dos mil años revocan la decisión de terminar con la vida en la Tierra. Toda la creación
per se es una catástrofe a la espera de ser enmendada.
En la Gnosis judía se habla de un Dios demasiado antropomorfo, demasiado humano, finito y sujeto a las contingencias del espacio y del tiempo, un dios lejano al Dios Padre que heredaron los cristianos y mucho más cercano a los dioses humanizados de otras culturas como la helena. Este Dios del Pentateuco es un ser que pisó la Tierra, demasiado semejante a ese demiurgo gnóstico que obraba con total malevolencia y por capricho, empujando a la humanidad al abismo una vez tras otra, pues su propia actuación era -y es reflejo- de su incapacidad y de su papel secundario, de la usurpación a la perfecta divinidad que ejerce. Es curioso como los Mormones han adoptado esta misma idea, exclusiva del Pentateuco, para conformar "su" idea del Dios humano, nacido humano y posteriormente encumbrado como divinidad reinante, del Enoc, que ascendiendo al cielo, se convirtió en el nuevo Adan y en Metatón.
[Nota: Por si queréis saber más de Demiurgos sin duda leed el Timeo de Platón]
Volviendo a la imagen del
Demiurgo, en
Prometheus podemos decir que su presencia se reduce de forma simple y maravillosa en dos momentos muy concretos de la película. El primero de ellos, cuando el personaje de Elisabeth Shaw junto al personal médico de la nave descubre que Los Ingenieros son mortales, finitos, Shaw dice que si los dioses que han ido a buscar no son ellos (los ingenieros), entonces irán a buscar a quienes fueron sus creadores. Posteriormente, cuando David 8 (Michael Fassbender) cuestiona a Charlie Holloway (
Logan Marshall-Green) a cerca de porqué los humanos crearon a androides como él, la respuesta de Holloway es tan chapucera, pero está tan repleta de sentido, que David sonríe dolido, y el espectador con él, sabiendo que sabía que no podía esperar más.
Simplemente podían hacerlo. He ahí que los humanos también son y actúan como demiurgos, como fallidos dioses secundarios para un androide como David, quien desdeña a esos humanos allí presentes, que prefiere empaparse de arquetipos humanos como Lawrence de Arabia (como un arquetipo al que todo ser humano también aspira) o incluso en Elisabeth, al elogiar su espíritu de supervivencia. Faltaría añadir que David también interactúa como demiurgo al infectar a Holloway con la misma sustancia que rompe la cadena de ADN del Ingeniero que da pie a la vida en la Tierra, produciendo que Holloway enfermé y de paso propiciando uno de los momentos más previsibles de la película, inseminando a su pareja (Elisabeth Shaw) y dando pie a la "creación" de una nueva vida, nunca mejor dicho.
Ingeniero, humano y androide buscan adquirir el gobierno de la creación, alterar sus leyes y refundarlas. Viene a mi mente el manga
Biomega de
Tsutomo Nihei donde un virus de factoría participada entre humanos y extraterrestres infecta el conjunto de la población humana, poco a poco va convirtiendo a toda la raza humana en una masa de zombies, que deambulan pudriéndose y asimilándose al planeta (algo que se asemeja bastante a los dos casos de "zombificación" que podemos ver en Prometheus). En una siguiente fase, es el propio planeta el que sufre una trasformación radical y asistimos, realmente sorprendidos, a la generación de una NUEVA creación donde rigen otras leyes físicas y químicas, la vida ya no se fundamenta únicamente en cinco elementos. Absolutamente
todo es nuevo y la Nueva Humanidad atraviesa entre estupefacta y emocionada por una nueva etapa mitológica que le da sentido al trauma de la trasformación y de la regeneración sufridas y olvidadas.
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Elizabeth Shaw |
Volviendo al tema central de la gnosis, en cierto modo, aunque no lo he dicho,
Elizabeth Shaw personifica perfectamente la esencia del alma gnóstica y hermética, aún y cuando creíamos, que ella era, sencillamente, una cristiana al uso.
Shaw siente un conocimiento de "dios" supremo como una realidad trascendente y salvífica (
Gnosis Theou) heredera de su padre (religioso) y fruto de sí misma. Dicho conocimiento, la lleva a un conocimiento de sí misma (se sobrepone a la decepción, a la pérdida y supera el mayor trauma con admirable sentido de supervivencia, como puntualizaba David). Elizabeth Shaw se entiende y se acepta a sí misma como una realidad salida de lo que ha llegado a considerar "divino" y, en todo momento, sintiéndose susceptible de retornar a la divinidad (
Gnosis Eautou). En su caso, además, es capaz de abandonar su humanidad, abandonarla para no retornar nunca más, marchando en busca de las respuestas, mostrando el desapego de los místicos, elvándose. Por último, pero no menos importante, es que Shaw toca con los dedos la posibilidad de adquirir el conocimiento de los medios adecuados para remontarse hasta Dios/Los ingenieros (
Gnosis Ódou) cuando, como ya hemos dicho, sale en busca del planeta de origen de Los Ingenieros, justo al final de la película, en compañía de un maltrecho David (su único medio y esperanza)
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Aquí la enésima representación de un Alien salvador |
En definitiva, no puedo ni voy a omitir que
Prometheus tiene considerables fallos, pero ataño que estos son más fruto de una cuestión de producción de los estudios, que no del proceso de creación de director y guionista (por mucho que el guionista sea "El de Lost, ¡temblad!").
Todo lo contrario, considero que Prometheus bien se vale unos cuantos visionados y críticas un poco más sentidas. Resultaría muy interesante y útil que algún de estos visionados lo hiciéramos con las ganas de ver más allá de una película de ciencia ficción al uso; más allá de una precuela fastidiosa de una saga enorme de películas. Para ver
Prometheus deberíamos parar, descansar, tomar aire, relajarnos y NO esperar una revelación sobre el sentido de la vida, por ejemplo, porque no lo tiene y nadie en esta parte del mundo y de la conciencia nos la puede dar.
Hay que dejarla fluir y chocar contra los escollos que nos presenta: mal guión, actuaciones mejorables (Fassbender no, que está perfecto incluso tiñiéndose las raíces), lagunas memorables y científicos que en un momento de pánico terminan equivocándose y mueren como haríamos tú y yo. Que no os equivoquen ni las muy malas criticas ni las muy buenas críticas. Prometheus es la primera parte de la consiguiente trilogía. Hay que dejarla fluir porque llega preciosa y se marcha preciosa, empieza evocadora y termina del mismo modo y porque nos habla de panspermia dirigida y de gnosticismo, la primera de una forma muy directa y la segunda de una forma mucho menos indirecta y hay que intuirla y sentir que es todo una fábula de creadores y creados, de pasos intermedios y de la soledad y la angustia de la mera existencia, como decía Hans Jordan al resumir siglos y siglos de pensamiento y escuelas gnósticas, nada desdeñable.
Y porque sobretodo, sobretodo recordad que:
En el espacio/vacío/kenoma nadie puede oír tus gritos, ni al demiurgo de turno le va a importa mucho... eso no lo olvidéis nunca.
Una recomendación: No hay que ir al cine como quien espera que le resuelvan el enigma de la vida. De momento ninguna película que haya visto me ha resuelto ninguna de las grandes preguntas existenciales, tampoco espero encontrármelas cuando pago por una entrada de cine. Si hasta me parece inaudito que la gente se indigne por salir del cine sin ninguna respuesta...qué más queréis, la chica vive y sale un primer Xenophorm, que no es el mismo que el de Alien pero ¿qué más queréis? dejad que la evolución haga su trabajo.