Mientras intento dar forma un poema que consiga hablar a la vez de los 72, del Reino de la Cantidad y de un vestido de bolsillos vacíos
Hace unos días me topé por casualidad con esta camiseta... la verdad es que no tenia intención de comprar durante unas semanas ropa (ni de rebajas ni a modo de avance de la temporada que se nos viene encima) Así que tampoco iba predispuesta sino más bien todo lo contrario, en modo avaro.
Cuando entré con mis hermanas en el Outlet de Zara más conocido como Lefties no podía imaginarme que era lo que me espera en la columna de camisetas a 3 euros: una camiseta de color gris perla con un texto enorme que ocupa toda la parte delantera y que me iba dedicado:
Dear Clara
Ever since I have known you, there is an echo in each branch that repeat your name, in the high branches, far branches, in the branches that close to us you can hear...
You can hear, as if waking from a daydream, like a breath in the leaves, moving like the way drops of water moves.
Clara my heart, my rose, my love...
Next to your name, pain is a strange thing.
It's a thing that watches us and disapears like the blood from a wound like death has life.
And life fills with your name: Clara, clarified ,claririty.
I would put my heart in your hands, without it rebeling . I would n't be afraid , knowing you would have it.
And the wind has taken it to the mountains and placed it in the ears of Clara: Today I have scattered the sed from a peach in your name.
Y esto es lo que pone en la camiseta
Tenia que comprármela
obligatoriamente
¿Cómo podía resistirme?
Eso me hace pensar que los textos sencillos abaten las estructuras más sólidas de composición y muy seguramente la madeja de imágenes que a veces intento dar. Y para que negarlo, al leer el texto en mitad de la tienda rodeada de marujas sentí una oleada de angustia tan sólida en la base del tronco que podría haber sido incluso de excitación. Y por un segundo ensordecí hasta que los comentarios acerca de las camisetas que mis hermanas hacían sorprendidas me trajo de vuelta.
Así que dejaré de batallar contra la IDEA que no quiere ser FORMA, solo idea poco maleable. Dejaré que las palabras se conjuguen como quieran y con un poco de suerte a base de tenacidad os pueda enseñar dentro de poco que ha sido al final de los 72, el Reino de la Cantidad y la tormenta que vacía los bolsillos del vestido...