11 de diciembre de 2010

bizarradas

Bizarrada:

¿Os podeis creer que hoy en la cola del supermercado (no especificaré cual) me ha entrado un ataque de tos descomunal?

Vale, esto no es muy significativo, menos si llevo una semana y media con un mini-catarro encima

Probemos de nuevo:

¡¿Os podéis creer que una vez he dado por finiquitado el descomunal ataque de tos me ha entrado un dolor de cabeza de los que hacen que pienses que vas a desmayarte?! (todo esto ya habiendo pagado y mientras mi hermana Marta colocaba la compra en el carro)

Mejor, ¿no?. Pues esta es la bizarrada del día de hoy y creo que de la semana: un dolor de cabeza así a bote pronto y tendremos que creer que como causa directa del previo ataque de tos... interesante, cuanto menos.

La verdad es que he llegado a casa bastante alelada y con el cuerpo del revés que se suele decir; y es que creo que por un breve lapso de tiempo a mi cerebro le ha faltado oxigeno *risas* y lo creo que verdad *croquetea por el suelo y en pijama*.

El caso es que como he podido, o como me ha dejado el dolor de cabeza, he cumplido con uno de mis deberes como especimen humano: alimentarme entre la 13:30 y las 14:30 de la tarde. Después me he dejado caer en la cama, cuando los pies encalcetinados empezaban a ponerse fríos me he metido en la cama y he fingido que me quedaba dormida mientras escuchaba un podcast atrasado de Iker Jiménez, imprescindible para tener dulces sueños. Bueno, al final me he quedado dormida entre los relatos de una tal Clara que explicaba cómo de encantada estaba su casa (aquí esquivaremos al ironía del momento).

Me he despertado hacia las 7 y aquí estamos: viendo todavía lucecitas de vez en cuando y escuchando música clásica.

Y hablando de música clásica, tal vez mañana me digne a escribir una reseña de los últimos discos que me he comprado, porque acostumbro a hablar bastante de libros que leo pero no de la música que escucho

2 comentarios:

Karstiel dijo...

Rejóspitos, por lo menos el sueño, cuando llegó, fue reparador y arreglo el entuerto que te había metido ese ataque de tos en mitad de un hipermercado (los cuáles los carga el de abajo, que no los reponedores, porque ese ambiente es maligno en esencia)

Clara dijo...

La verdad es que sí, menos mal, porque entre la incredulidad de lo sucedido y el dolor de cabeza hacía que me replanteara seriamente estar viviendo o no dentro de una novela de Christopher Moore cuanto menos XD


malditos supermercados y sus 2x1

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