16 de agosto de 2011

Coser y cantar, Aliens y Zombies

Tengo debilidad por las manualidades, siempre la he tenido, pero no puedo dedicarle -por razones más que obvias- todo el tiempo que me gustaría dedicarle. Me he pasado más de dos años sin coser ropa de forma regular, no he podido ir más allá de zurcir un calcetín o hacerle el dobaldillo a los pantalones... ainsh.
Hay algo relajante en marcar patrones y embastar piezas, en ir construyendo el puzzle, sí, eso es: es ir haciendo un puzzle, la diferencia radica que en este caso, cuando cosemos ropa, las piezas nos las tenemos que fabricar nosotros mismos. ¡Doble puntuación!

Además, os lo aseguro una vez terminas tienes esa indescriptible sensación mezcla de orgullo y complaciencia una vez todo te sale bien, hasta la última puntada (atención que he dicho que era indescriptible pero la he descrito igualmente) y eres incluso capaz de vestir por la calle la prenda que has cosido sin temor a quedarte desnuda en mitad de un paso de cebra.

Mi madre me dice que es relativamente una tontería saber coser hoy en día, pero yo digo que no, no se trata de recuperar un conocimiento perdido en la postmodernidad ni de reivindicar una diferencia sexual que se expresa mediante mis propias aptitudes para el cuidado y la manutención. Sencillamente mi abuela materna era costurera y debemos llevarlo dentro, en la venas. Y punto.

El caso es que es un hobby práctico, del que todos en casa sacan algún provecho, incluidos los gatos (preguntadles quién les ha cosido las mantitas con las que duermen en invierno). Nunca se sabe qué puede pasar en el día de mañana, por tanto cuantas más habilidades tengas mejor.

Y es que, como todos alguna vez, yo también me he preguntado: ¿Qué sería de mí de sobrevivir a un Apocalipsis Zombie? ¿A una Invasión alien con ganas de petarse el planeta y esclavizarnos en BurgerKings espaciales? ¿Qué podría hacer yo?

Vale sí, tengo una carrera, sé de estadística y de estrategias de política y de márketing, tengo además variados y múltiples conocimientos... pero... ¿qué más?

Si el mundo se va al traste, qué puedo hacer yo en una nueva sociedad, aún y teniendo muy en cuenta que no tengo muy claro esto de que mi persona supiera sobrevivir o tuviera opciones de sobrevivir, por mucha película de Zombieland que haya
*risas enlatadas*

*humph*

Me gusta pensar que serían útiles mis capacidades como costurera...
creo que me salvaría del tiro en la nuca para los inútiles y vagos. De haber la oportunidad de escapar del planeta tal Titanic cualquiera yo podría ir corriendo (de forma muy épica) hasta el hangar de donde se fletaría la nave/arca de Noé con las mentes más privilegiadas, los mejores obreros y todo aquél con un conocimiento técnico y práctico adecuado para empezar de nuevo en otro planeta al estilo Songs of distant Earth (aquí creo que los ingenieros y trabajadores del campo tienen su salvación directa) y gritaría: ¡Yo sé coser! ¡¡Me necesitáis!!


Y, a qué viene esto, pues por esta noticia: Paul Krugman cree que sólo nos puede salvar de la crisis una invasión alienígena

Resumen: Yo sé coser, soy útil ¿Y tú?

chan chan chaaaaannnnn

2 comentarios:

Kim Attacks dijo...

Los aliens también duermen con mantita en invierno. ¡Alguien tendrá que procurárselas!

Clara dijo...

Eso es lo que me digo a mí misma! o que alguien tendrá que zurcir tanto desgarron por dientes y garras de zombies...

Eso me ayuda a dormir más tranquila, si el mundo se va a la mierda yo podré subsistir. De hecho, eso es lo importante

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